Centro de Estudio " Gregorio Torrez Quinteros".


Profa: Dulce Yuliana Villegas Gonzalez.


Martin Leonardo Lopez Vargas.


Grado: 1


Seccion: "C".


Turno: Matutino.


Nº de lista: #24


BLOGGER

miércoles, 8 de diciembre de 2010

BIOGRAFIA DE JUANA DE ASBAJE.

Nace a las 11:00 de la noche del viernes 12 de noviembre de 1648* en San Miguel Nepantla, jurisdicción de la Alcaldía Mayor de Ozumba, Provincia de Chalco, en la Nueva España (*Otros autores datan la fecha de nacimiento en 1651). Hija de la criolla Isabel Ramírez de Santillana, quien nació en la Villa de Yecapixtla, al sur de Nepantla. El padre de Juana, el español capitán Pedro Manuel de Asbaje y Vargas Machuca, vasco, nativo de la Villa de Vergara, Guipúzcoa. El llegó a Yecapixtla, ya casado, donde conoce a doña Isabel, con quien tuvo tres hijas, la primera de ellas, Josefa. 
El abuelo materno de Juana, don Pedro Ramírez, tenía alquilado (por el Convento de Sto. Domingo de México) un sitio de ganado menor (en el paraje de Papatoloyan), y cerca de allí Pedro M. Asbaje adquirió una hacienda, donde mandó construir una casa de piedra volcánica en lodo, en el paraje de Tlatelpa. En el cuarto conocido como "La Celda", nació su segunda hija, Juana Inés de Asbaje y Ramírez.
Días después la llevan a bautizar a la iglesia dominica de San Vicente Ferrer Chimalhuacán, la más cercana a Nepantla (este templo se ubica en el actual municipio de Ozumba, Estado de México, a 12km de Nepantla, por la carretera Cuautla-Amecameca).
Desde pequeña, ya daba muestras de su gran inteligencia y capacidad de memorización. A los tres años y habiendo nacido su otra hermana, María, su padre abandonó a la familia, por lo que las tres niñas y su madre partieron a la Hacienda de Panoayan (cerca de Amecameca), propiedad de don Pedro Ramírez desde 1534.





ALGO QUE NADIEN SABE DE SOR JUANA ASBAJE.
Siendo muy pequeña, Sor Juana se crió con su abuelo materno Pedro Ramírez, en la cercana hacienda de Panoayan. Su genio se manifestó desde temprana edad: habiendo estudiado apenas las primeras letras enAmecameca, a los tres años ya sabía leer, a los siete pedía que la mandaran a estudiar a la Universidad y a los ocho escribió una loa para la fiesta de Corpus.
En 1656, a la muerte de su abuelo, su madre la envió a la capital a vivir a la casa de su hermana, María Ramírez, esposa del acaudalado Juan de Mata, donde Juana estudió latín “en veinte lecciones” con el bachiller Martín de Olivas, bastándole solamente esas pocas para dominar esta lengua, cosa que se demuestra en la maestría de varias de sus obras, sobre todo en los villancicos, que contienen versos latinos.
Según ella misma cuenta en su "Carta respuesta a Sor Filotea de la Cruzleía", estudiaba mucho, y era tal su obstinación por aprender que llegó a recurrir al método autocoercitivo de cortarse el cabello para poner como plazo que le volviera a crecer, para haber aprendido ya algo que deseaba. Juana leyó mucho durante toda su vida tanto autores clásicos romanos y griegos como españoles.
En 1664 Juana ingresó a la corte como dama de compañía de la virreina, Leonor María Carreto, marquesa de Mancera, a la que dedicó algunos sonetos con el nombre de Laura. El virrey, admirado de su curiosidad científica y de su sapiencia, hizo reunir a cuarenta letrados de todas facultades para someterla a un examen sin igual del cual, por supuesto, salió triunfante, dejando admirados a los sabios por haber contestado con sabiduría toda pregunta, argumento y réplica que estos le hicieran.




FRAGMENTOS.



ESTA TARDE MI BIEN
Esta tarde, mi bien, cuando te hablaba,
como en tu rostro y en tus acciones vía
que con palabras no te persuadía,
que el corazón me vieses deseaba.
Y Amor, que mis intentos ayudaba,
venció lo que imposible parecía,
pues entre el llanto que el dolor vertía,
el corazón deshecho destilaba.
Baste ya de rigores, mi bien, baste,
no te atormenten más celos tiranos,
ni el vil recelo tu quietud contraste
con sombras necias, con indicios vanos:
pues ya en líquido humor viste y tocaste
mi corazón deshecho entre tus manos.

AL QUE INGRATO ME DEJA
Al que ingrato me deja, busco amante;
al que amante me sigue, dejo ingrata;
constante adoro a quien mi amor maltrata;
maltrato a quien mi amor busca constante.
Al que trato de amor, hallo diamante,
y soy diamante al que de amor me trata;
triunfante quiero ver al que me mata,
y mato al que me quiere ver triunfante.
Si a éste pago, padece mi deseo;
si ruego a aquél, mi pundonor enojo:
de entrambos modos infeliz me veo.
Pero yo, por mejor partido, escojo
de quien no quiero, ser violento empleo,
que, de quien no me quiere, vil despojo.

CON EL DOLOR DE LA MORTAL HERIDA
Con el dolor de la mortal herida,
de un agravio de amor me lamentaba,
y por ver si la muerte se llegaba
procuraba que fuese más crecida.
Toda en el mal el alma divertida,
pena por pena su dolor sumaba,
y en cada circunstancia ponderaba
que sobraban mil muertes a una vida.
Y cuando, al golpe de uno y otro tiro
rendido el corazón, daba penoso
señas de dar el último suspiro,
No sé con qué destino prodigioso
volví a mi acuerdo y dije: qué me admiro?
Quién en amor ha sido más dichoso?

DETENTE SOMBRA DE MI AMOR ESQUIVO
Detente, sombra de mi bien esquivo,
imagen del hechizo que más quiero,
bella ilusión por quien alegre muero,
dulce ficción por quien penosa vivo.
Si al imán de tus gracias atractivo
sirve mi pecho de obediente acero,
¿para qué me enamoras lisonjero,
si has de burlarme luego fugitivo?
Mas blasonar no puedes satisfecho
de que triunfa de mí tu tiranía;
que aunque dejas burlado el lazo estrecho
que tu forma fantástica ceñía,
poco importa burlar brazos y pecho
si te labra prisión mi fantasía.





DOS DUDAS EN QUE ESCOGER
Dos dudas en qué escoger
tengo, y no sé a cual prefiera,
pues vos sentís que no quiera
y yo sintiera querer.
Con que si a cualquiera lado
quiero inclinarme, es forzoso
quedando el uno gustoso
que otro quede disgustado.
Si daros gusto me ordena
la obligación, es injusto
que por daros a vos gusto
haya yo de tener pena.
Y no juzgo que habrá quien
apruebe sentencia tal,
como que me trate mal
por trataros a vos bien.
Mas por otra parte siento
que es también mucho rigor
que lo que os debo en amor
pague en aborrecimiento.
Y aun irracional parece
este rigor, pues se infiere,
si aborrezco a quien me quiere
¿qué haré con quien aborrezco?
No sé cómo despacharos,
pues hallo al determinarme
que amaros es disgustarme
y no amaros disgustaros;
pero dar un medio justo
en estas dudas pretendo,
pues no queriendo, os ofendo,
y queriéndoos me disgusto.
Y sea ésta la sentencia,
porque no os podáis quejar,
que entre aborrecer y amar
se parta la diferencia,
de modo que entre el rigor
y el llegar a querer bien,
ni vos encontréis desdén
ni yo pueda encontrar amor.
Esto el discurso aconseja,
pues con esta conveniencia
ni yo quedo con violencia
ni vos os partís con queja.
Y que estaremos infiero
gustosos con lo que ofrezco;
vos de ver que no aborrezco,
yo de saber que no quiero.
Sólo este medio es bastante
a ajustarnos, si os contenta,
que vos me logréis atenta
sin que yo pase a lo amante,
y así quedo en mi entender
esta vez bien con los dos;
con agradecer, con vos;
conmigo, con no querer.
Que aunque a nadie llega a darse
en este gusto cumplido,
ver que es igual el partido
servirá de resignarse.

EN QUE PERSEGUIRME MUNDO ¿QUÉ INTERESAS?

En perseguirme, Mundo, ¿qué interesas?
¿En qué te ofendo, cuando sólo intento
poner bellezas en mi entendimiento
y no mi entendimiento en las bellezas?
Yo no estimo tesoros ni riquezas;
y así, siempre me causa más contento
poner riquezas en mi pensamiento
que no mi pensamiento en las riquezas.
Y no estimo hermosura que, vencida,
es despojo civil de las edades,
ni riqueza me agrada fementida,
teniendo por mejor, en mis verdades,
consumir vanidades de la vida
que consumir la vida en vanidades.



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